En México, Goeritz condensó sus principios estéticos con la formulación de un arte público diferente, a partir de un lenguaje sintético y soluciones geométricas asociadas a la idea de modernidad y progreso económico. También incorporó a su obra escalas colosales, articuladas a una estética de conmoción del espectador, arraigada en sus años formativos alemanes en los que la estetización de la política conformó un sedimento sensible presente en su planteamiento de arquitectura emocional. Sin restringirse a la construcción de edificios y pudiendo integrar pintura, escultura, gráfica o poesía visual, su obra sirvió como dispositivo durante la Guerra Fría para confrontar al arte figurativo y de mensaje que a mediados del siglo XX predominaba en la escena mexicana.
El arte de Goeritz es un arte estratégico, de agitación cultural; un arte constructor de espacialidades en las cuales se establecen nuevas relaciones y sentidos. Un arte de mediaciones que incorpora las instancias donde éste circula o se valida (Museo Experimental El Eco); que recurre a las formaciones artísticas (el grupo Los hartos); que utiliza la historia y los grandes sistemas de creencias (la serpiente y la pirámide; la cruz y la estrella de David); y que combina la actividad del artista con la del intelectual que escribe y opina sobre arte.
Palacio de Cultura Banamex
Palacio de Iturbide
Madero 17, Centro Histórico
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